Sin importar cómo la familia esté constituida, en la actualidad se hace más notoria la importancia de la familia como influencia en la vida de sus miembros; porque las normas, los valores, la cultura y las tradiciones que se transmiten de una generación a otra en la vida familiar son los que crean los lazos entre cada uno de los que componen esa familia, y les enseña a vincularse con otros miembros de la sociedad.
Así también, la familia extendida (abuelos, tíos, primos) consolida las relaciones familiares y las complementa. Si por alguna razón a la familia nuclear le falta un miembro (padre o madre), de alguna manera la familia extendida provee de alguna de estas figuras a los otros miembros del grupo familiar.
Pero lo más importante de todo es que las experiencias y fortalezas o debilidades, carácter y valores se forjan en la familia y son las que perduran en la vida adulta de cada miembro. En ello radica la importancia de la familia: formar adultos equilibrados, sanos y con buenas relaciones interpersonales.
Cuando un individuo nace, de la familia depende proveer no solo los cuidados primarios como alimento y casa, sino de amor, atención y respeto; principalmente, de un hogar en donde se pueda desarrollar íntegramente para que en el futuro sea un adulto feliz y útil a la sociedad.
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